“Pero hay una ley que yo aprendí en la calle, de este laberinto alguien siempre sale”
Fito Páez
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Echar un cable a tierra no puede (ni debe) ser peligroso. Pero no hay que permitir que ningún átomo de electricidad alcance la otra orilla, vaya a hacer cortocircuito (por eso de las aguas).
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El lobo abre la boca quedamente. A Cecilia a veces le asusta entrar en su boca, sobre todo porque ella misma (y con sus dos manos) le da la vuelta a la cerradura para ver la tormenta del otro lado, pero él la mira desde el salón con todo levantado y ella le dice: “No esperes nada de mi, que yo, princesa vampira, te dejaré apenas termine de. Succionar la ultima gota de tu médula espinal”. Y sonríe.
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- ¿Cuánto calzas?
- 36
- Mira tú, como la guerra civil española.
- Yo te daré guerra, si me dejas.
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El tenerte en mi vida como no deseada, no quiere decir que seas indeseable, Cecilia del abismo.
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Joaquín: a tu Cecilia la inspiras de mil maneras; caminar con una sonrisa tonta después de haberla machacado a golpes violentos e incomprensibles no es normal.
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Es un pecado que tengas que caminar cubierta con la tibia, dulce y suave piel que te cubre.
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Créeme, por favor. Yo miento por ti, no te miento a ti.
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Él se cruje en coca. Ella en cocacola.
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Cecila, no desaparezcas, me muero porque aparezcas, quitarte la ropa a tirones, recorrer tu piel, devorarte, tú sabes. Y estoy aterrorizado y demasiado débil y quiero huir de todo, y sin embargo que aparezcas. No es exactamente la ropa lo que quiero arrancarte, es la piel, las leguas de fuego. Es poseer. Tengo la misma puta necesidad de compartir mis destellos de luz y mis oscuros vicios con vos. Como si pudiera ser… y estoy temblando. Me muero de pena y de miedo. Si vas a evaporarte o venir, así sea para arrancarte la cabeza e un mordisco, infórmame; yo, mientras, voy a pegarme un tiro.
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- No desaparezcas
- Tranquilo
- No desaparezcas
- No desapareceré
- No desaparezcas, dame tu palabra
- Te lo prometo
- Dame tu palabra de que no desaparecerás
- Te prometo que no desapareceré
- Dame tu palabra
- Te doy mi palabra, no desapareceré.
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Puedes llamarme de mil maneras, pero jamás “licencia”, bicho, y mucho peor: si conmigo finges un orgasmo, te corto una teta.
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- Dime, ¿cuántas veces has estado a punto de decirme “te quiero”
- Dímelo tú primero…
- Yo pregunté antes
- Una, ¿y tú?
- Tres
- Son demasiadas
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Extraño es que al alejarme de tu olor y tus cosas, mi entrepierna se vaya secando. No es que quiera tenerte dentro pero por mi sangre fluye la coca que robé a tu boca.
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Alma mía, no es una invasión cuando te ruego que acudas, es puro desequilibrio. Estoy roto. Ven. Vete cuando me calme pero quédate… No sabes, los demonios mordiendo el vientre, rompiendo los nervios. Y todas las puertas cerradas. Estaba hecho, decidido, y saliste por detrás de un domingo de tu cumpleaños. Pero lo extraño no es eso, bicho, es que me paro. Y duermo. Y deseo. Y tiemblo. Ven, carajo, ahora. Necesito tenerte, por favor, tarda lo menos posible.
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¿Humo?, no gracias, me recuerdan demasiado a la muerte del fuego, las brasas que se convierten en ascuas, el final del amor apasionado.
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Joaquín: déjame morderte, todo, no te escondas. Quiero alcanzar tu cuerpo con mis manos, el cetro de tus más oscuros vicios y pensamientos. Ansío sentir el bicarbonato de tus labios y el miedo que escondes bajo tu piel.
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Tú no me entiendes, Cecilia, tú no quieres comprenderme. Esta noche no quiero cogerte. Quiero abrirte mis puertas desnudo, y desnudarte lentamente. Quiero hacerte el amor despacio. Me poner ¿entiendes? Y eso ahora para mi no se normal, por eso de la edad.
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- Si la gente fuese lo mitad de inteligente que tú, el mundo sería mejor.
- Si las mujeres fuesen lo mitad de putas que vos, fíjate, los hombres seríamos más felices.
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Siento que al abandonar tu casa, te abandono a ti y a mi misma. No lo comprendo. Fue solo cerrar la puerta, darte la espalda, alejarme por el pasillo y voy muriendo. ¿Sabes? Quisiera borra mis huellas en tu cama, mi olor a madera quemada en tus cosas, mi lengua vampiro en tu boca, los arañazos en tu piel, mejor dicho, quiero borrarte, desaparecerte(me) y ahogar los recuerdos que dejo de vos. No es nostalgia, es angustia de saberme inolvidable, imprescindible.
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- Sueña.
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Eso de dormir esta noche en mi cama y no en el sofá, vale, pero hace falta un abrazo y una espalda y morder y morir (dormir) después así.
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Tú te sueños dulces y voraces, yo los iré teniendo. Ahí me aguarda uno voraz, en el que todo es tan lento que es más dulce que cualquier sueño, pero acabamos inundados, tú de mi, yo de ti…
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Amor de mis entrañas, viva muerte….
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Cecilia: entre las piernas no tienes una vagina, sino una trampa, una bomba que está dinamitando mi autoestima.
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- Qué dulce es tu semen.
- Es la cocaína, bicho.
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Reencontré mi libido en las cuestas y recónditos espacios recorridos entre tu cuello y tus caderas. ***
Y bien que te desperté. ¿Y no podríamos ser dos nada más? Cinco, qué numero tan feo el de los dedos de las manos. –bien que cabemos en tu cama, lástima que no en tu tiempo.
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Mientras el sol caliente mi espalda, aquella dulcemente herida por tus afilados dientes, siento que te voy perdiendo y no te necesito. Ya no.
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A dónde te largaste, bicho. Cecilia, Cecilia, Cecilia. Qué bien te va ese nombre de horrible gusano. De animal rastrero.
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Puta, y quieres verme después de que la última vez, con el pretexto de abrazarme, casi me matas de asfixia. Si te quiero en mi vida es para que me revivas, no para que termines de aniquilarme.
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¿Y ahora no me hablas, Joaquín? Hiciste que te prometa que no desaparecerte, pero ahora tú apenas dejas que te vislumbre. Carajo, aparece ahora vos. Necesito oír cómo me susurras, cómo me arrullas o como me insultas, lo que sea, pero quiero tu áspera voz cerca de mí. Me llamas bicho y ahora quieres que me arrastre. Tortúrame, sí, pero al menos avísame que clavarás en mi piel tus uñas llenas de indiferencia.
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- Dime que estás solo y necesitas de un abrazo en esta noche de rico frío…
- ... (silencio)…
- Ergo: no quiero verte, no quiero aburrirme con vos, necesito de un abrazo pero tu cuerpo es frío y no tienes manos que acaricien. Quiero tararear quedamente tangos y boleros, pero ya tengo oídos que sí escuchan
8 horas después
- ¿Y vos?
- Yo ya no. Acabo de oír una canción que me puso estoica y sonreí por la vida. El séptimo día nunca me supera
Ergo: No necesito de vos cuando te de la gana sino cuando te llame.
- ... (silencio)…
Ergo: Puta.
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Deja de hablar y de pensar en mí. Que es detestable esta sensación de no sentirte lejos.
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Y lo terrible es pensar que siempre estuvo escrito el final, pero no tenía que ser así. La nada, el vacío absoluto es la conclusión, el abismo.
Yo no era un laberinto...
era una trampa
Hay ficciones que son ciertas, y certezas de las que es mejor ficcionar, este es el caso. De aquí hay cosas que no fueron mías. Sabrá perdonar.
Esto es ficción y esto , vida real
Esto es ficción y esto , vida real